[...]
No darse ya es seguir dándose. Es dar nuestro sacrificio.
[...]
No hay nada más sucio que el amor propio.
[...]
Lo único horrible es no servir para nada. Haz de mí lo que quieras, incluso una pantalla, incluso un metal buen conductor.
[...]
No tengo miedo de los espectros. Sólo son terribles los vivos, porque poseen un cuerpo.
[...]
Fuegos (1936). Marguerite Yourcenar.
febrero 11, 1991
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario