noviembre 14, 2006

septiembre 29, 2006

Mi confesión | Gotan Project

[...]

Buenos Aires, Argentina

Sí, soy yo
Y la voz de mi pensamiento

De mis pensamientos
Mis pensamientos
Pensamientos del corazón

Cómo es la clave, cuál el secreto
Para estar en paz por completo
Dos pies en la tierra y un relato
Desde hace rato me tienen sujeto

El mundo es mi suelo, el cielo mi techo
Buenos Aires donde cosecho
mis anhelos y mis pasiones
Pero solo hay vacío
Y no estoy satisfecho
No
No estoy satisfecho

Si hablo de amor
Sé que la extraño
De mis actos en vida soy dueño,
Pero me calla el dolor por el daño
Es como un sueño dentro de otro sueño

Apuesto a pleno
Pero de callado
Cada uno en la suya
Yo ando rayado
Sigo esperando sentado
Que esta vez el destino
No me deje plantado
Que no me deje plantado
No, nena
Escucháme bien

No es chamuyo
Es amor

[...]

Pensamientos del corazón
Son mi confesión
"Qué"
Tampoco mi inspiración

Pensamientos del corazón
Son mi confesión
"Qué sé yo, pero sé que no es chamuyo"
Tampoco mi inspiración

Pensamientos del corazón
Son mi confesión
"Qué"
Tampoco mi inspiración

Pensamientos del corazón
Son mi confesión
"Qué sé yo, pero sé que no es chamuyo"
Tampoco mi inspiración

No es chamuyo
Es amor

Gotan Project [Lunático, 2006]

septiembre 05, 2006

Aprender a meditar

[...]

La enseñanza de una persona libre para otra debe ser gratuita y desinteresada, sólo obtengo a cambio la satisfacción de dar. Yo jamás he cobrado ni un centavo por enseñar a meditar.


- Va usted muy bien.

La primera enseñanza es que no crea usted en nada que no haya experimentado en su persona.

- Yo creía que eso era ser un cínico y ahora resulta que soy un meditador.

¡No es lo mismo! El cínico no cree en nada, porque se considera por encima de todo; el meditador, igual que el cinetífico que también soy, es escéptico. El científico dice: "En principio no te creo, pero si me demuestras que es cierto, te creeré".

- ¿Y eso es meditar?

Eso es empezar a meditar: librarse de las ideologías, los prejuicios y las imposiciones.

- Demuéstreme que lo que dice es cierto.

Lo demuestran miles de años de tradición y millones de meditadores en todo el mundo y ahora y aquí yo mismo. Intento librarme de la ideología y tener sólo experiencia y así empezaré a poder meditar. Después trataré poco a poco de librarme de mis deseos y mis miedos.

- ¿Cómo?

El mundo en el que estamos inmersos es una masa amorfa y fluctuante en continua transformación.

- Hasta ahí estamos de acuerdo.

Pese a ello, intentamos imponerle al mundo nuestros conceptos estáticos y artificiales, nuestra ideología o la que alguien nos ha imbuido. Y fracasamos. Esto nos frustra y decepciona una y otra vez. "Me gustaría conseguir esto y me gustaría librarme de lo otro...". "Quisiera que mi hijo fuera así y que mi mujer no fuera asá...". Pero el mundo sigue rodando y rodando y lo que nosotros deseemos le deja indiferente. Piense ahora conmigo un minuto...

- ¿En qué quiere que...?

¡Silencio!¡Sólo piense!

- ...

...

- Ehhhh

Shhhhh. Siga pensando.

- ....

Cinco minutos. ¿qué ha pensado?

- [...]

¿Lo ve? Eso no es meditar; eso es callarse y dejar que la mente se entretenga en las mil banalidades de su vida.

- [...]

Vanidad, deseo de ser más y miedo, miedo al rechazo. No se ha librado usted de sus miedos ni de sus deseos.

- [...]

Ni, efectivamente, de las ideologías que le inculcaron en su colegio. La meditación le permitiría dejar pasar todos esos miedos y deseos y experimentar la realidad: tener la experiencia directa de las cosas más allá de la ideología que inspira nuestros deseos y causa nuestras frustraciones.

- ¿Por qué le carga tanto la ideología?

Porque todas son meras proyecciones de nuestros egos: de nuevo el deseo y el miedo; la soberbia y el temor a morir. Lo que nos venden como ideología no son más que máscaras que encubren los viejos miedos de siempre y las eternas ambiciones.

- ¿Si medito me libro de ellas?

Si lo hace bien, sí. Pero es un ejercicio que requiere práctica, paciencia y dedicación. La meditación no es una religión, no es una ideología; no es una secta... Si alguien le pide dinero en su nombre... ¡huya!

[...]

- ¿Se trata de cruzarse de brazos?

Al contrario, se trata de cambiar el mundo sin ira, sin frustración, sin miedo. Si medita, conectará con la corriente profunda de la realidad que nos permite mejorar a los humanos y conectar con el universo.

[...]


Paul Fleishman, psiquiatra y maestro de meditación vipassana, entrevistado por Lluís Amiguet en "La Contra" [La Vanguardia, 5 de septiembre]

mayo 03, 2006

La alegría es un desafío

[...]

- ¿Cómo es una vida bella?


Desde luego, no es un artefacto, algo acabado y perfecto. Yo creo que somos artífices de nuestra vida, nos vamos haciendo.

- Elija un camino.

La sencillez. Hay que saber mucho para ser sencillo. La sencillez es un resultado; la simpleza, un estado primario. Me gustaría llegar un día a ser sencillo.

- Ya, pero cómo se llega...

Desde luego, no solo. Uno solo se ensimisma, se enquista, se vuelve autosuficiente. Creo que necesitamos el desafío permanente de los otros, esa irrupción que nos trastorna y nos altera pero que nos hace vivir.

- ¿Y por qué el otro nos trastorna tanto?

Porque no es otro como yo. En general, no buscamos al otro, buscamos a alguien como nosotros para no vernos muy desafiados. Pero es una suerte encontrarse en la vida con alguien otro de verdad.

- La alegría no ha de reducirse a la llamada felicidad, dice usted.

Hay éticas de la felicidad e incluso anuncios televisivos en los que se dice: "Sopas hechas con felicidad"; parece que es un ingrediente, un aditamento. Yo más bien apostaría por la alegría, por el gozo de vivir.

- La alegría se cultiva.

La alegría es un desafío, algo por lo que hay que luchar. No comparto los dicursos quejosos de esa gente que está siempre gimiendo y lamentándose. En una sociedad blanda, acomodada y tibia, la queja se ha convertido en un instrumento que se utiliza con demasiada facilidad.

- La alegría da trabajo.

Hay que emprender cosas, sí. En general, estamos muy aburridos y eso nos produce una vida gris más o menos adornada. La alegría nace del desafío, de correr el peligro de vivir, de hacer de la vida una experiencia.

- Pensar diferente, ¿Cómo hacerlo?

Hay que vincular el pensar al vivir y a nuestras palabras. De manera que digamos lo que pensamos, y pensemos y hagamos lo que decimos. Un pensamiento implicado en la transformación de uno mismo es muy innovador, porque el pensamiento empieza por transformarse a sí mismo.

- La curiosidad mueve al pensamiento.

Sí, la curiosidad de ver si podemos ser otros que los que somos. Pero nuestro pensamiento es poco curioso, tiende a confirmar lo que ya existe en vez de crear algo distinto.

- ¿Y cómo sacudirse de las telarañas?

En general, somos seres aislados y tenemos una idea de las relaciones personales como si fuceran un movimiento que lleva del uno al otro, una especie de yo yo y tú tú. Si uno piensa en Platón, entenderá que el eros, el amor, es el movimiento que pone a los dos en dirección de algo.

- Hasta que empiezan las diferencias.

Encontrarse a alguien con quien iniciar un itinerario hacia alguna cosa distinta es un regalo fantástico, pero hay que valorarlo. Deberíamos ser como los archipiélagos, conjunto de islas unidas por lo que las separa.

- Después de tantos filósofos, ¿cuáles son las conclusiones que le han servido para vivir?

La intensidad es un factor determinante para la dicha. No se trata, creo, de hacer grandes cosas extravangantes, sino de cuidar los detalles de la vida, darle mucha intensidad a cada instante. Piense en esos animales que viven cuarenta horas...

- ¿Dar belleza a nuestra forma de vivir?

Sí, pero en el sentido griego, en el que la bondad, la belleza y el bien están unidos. Nosotros hemos hecho de la belleza algo esteticista que se logra a través de una especie de ataques de ateltismo, pero hemos olvidado cultivar nuestro modo de ser.

- Me sabe mal hablar en este contexto de la muerte.

Entonces, mejor hablar como mortales, entendiendo que cada instante no volverá. A mí, ser mortal me ayuda a vivir gozosamente y a darle a cada instante mucha fuerza.

- Es curioso que nos empeñemos en vivir como si no fuéramos mortales.

Porque vivir como un mortal es exigente. A mí, lo que me asusta es echar a perder la vida. En realidad, nos pasamos la vida ocultado que somo efímeros (en griego: seres de un día). Somos cotidianos, como el pan, como el periódico; somos de a diario, y esto no es un obstáculo para la alegría.

- ¿Qué idea le sacude a usted más?

Lo que más me ha costado es aceptar la soledad y el fastidio constitutivo, aprender a vivir con esa incomodidad que llevamos dentro y que casi siempre le achacamos a otro.

- Sé a qué incomodidad se refiere, ¿pero de qué se trata?

Somos personas quebradas, no somos seres acaados ni plenos. Hay que entender que no es que tengas una herida, sino que eres una herida. La gente que no asume eso suele ser muy quejumbrosa y culpa a los demás de esa incomodidad que nos constituye.

- ¿Qué hacer cuando sufres?

Luchar: yo no creo que el sufrimiento redima. El sufrimiento destruye y deteriora, no construye. A mí, la gente sin placer me parece peligrosa y resentida, me asusta.

- ¿Con qué idea se quedaría?

El lenguaje es un principio extraordinario de realidad; el pensamiento en acción. El problema es que hay mucha actividad y poca acción, porque una acción produce una verdadera transformación de sí y de lo que hay; las actividades no transforman nada.

[...]


Ángel Gabilondo, catedrático de metafísica, entrevistado por Ima Sanchís en "La Contra" [La Vanguardia, 3 de mayo]

mayo 02, 2006

La importancia de las palabras | Kavafis

[...]

Observo a menudo la poca importacia que dan los hombres a las palabras. Me explicaré. Un hombre sencillo (y con "sencillo" no quiero decir imbécil, sino alguien sin distinción) tiene una idea, condena una ley o una opinión generalmente aceptada. Sabe que la gran mayoría piensa lo contrario, y por ello calla, creyendo que no conviene que hable, argumentando que con sus palabras no cambiará nada. Es un gran error. Yo actúo de otro modo. Condeno, por ejemplo, la pena de muerte. Apenas tengo ocasión lo proclamo, no porque crea que, porque yo lo diga, la abolirán mañana los gobiernos, sino porque estoy seguro de que diciéndolo contribuyo al triunfo de mi opinión. No importa que nadie esté de acuerdo conmigo. Mis palabras no se pierden. Quizá alguien las repetirá o llegarán o oídos de gente que las escuche y se anime. Puede que algunos de los que ahora no están de acuerdo la recuerde en una circunstancia favorable en el futuro y, con la coincidencia de estas circunstancias, llegue a convencerse o dude de su convicción en sentido contrario. Y así también en las otras cuestiones sociales y en algunas en las que especialmente se exige la praxis. Reconozco que soy cobarde y no puedo actuar. Pero no creo que mis palabras sean inútiles. Ya actuará otro. Muchas de mis palabras le facilitará, aunque yo sea cobarde, la energía. Purifican el suelo.

[...]

Konstantinos Kavafis. Nota manuscrita del 19 de octubre de 1902.

abril 01, 2006

febrero 19, 2006

Víctimas de la culpa

[...]

- ¿Alguien puede llegar a suicidarse por algo que no ha hecho?

La culpabilidad pesa toneladas. El hermano de esta mujer de que le estaba hablando no lo resistió más y se mató. Luego sólo vi suicidios de familiares directos de nazis... ¡Aunque ellos no habían hecho nada!

- ¿Existe terapia preventiva contra eso?

Yo sólo utilicé la psicodinámica: escuchar, escuchar y escuchar. Vaciarles, arrancarles eso tan profundo que les duele. Aunque no quieran. Cuando empecé a tratar a supervivientes los psicólogos iban perdidos. En los 70 introdujeron terapias especiales.

- Escoja un rasgo común entre personas de distintos países en situación similar.

Se niegan a hablar. Incluso a sus hijos.

- Usted ha tratado a miles de supervivientes. Sabrá por qué actuaban así.

Primero: creen que así les ahorran dolor. Segundo: no consiguen verbalizar el horror, no encuentran palabras, se bloquean. Pero sólo logran levantar un muro infranqueable.

[...]

- Punto muerto.

¿Sabe por qué no se avanza? Porque unos y otros se han enquistado como víctimas. Cuando uno es víctima llega un momento en que se encuentra a gusto como tal, confortable en su rincón. Lo he visto muchas veces. Si eres víctima no puedes caer más abajo. Entonces, un día, dejas de asumir responsabilidades. ¡Hay que motivar a esa gente!.

[...]

Dan Bar On, psicólogo israelí, profesor de conducta humana, entrevistado por Núria Escur en "La Contra" [La Vanguardia, 17 de febrero]

enero 31, 2006

Feliz en el recuerdo

[...]

- Doctor: deme un consejito para ser menos desgraciado.


La felicidad tiene que ver con la capacidad de relativizar: la distancia que somos capaces de poner entre lo que nos sucede y lo que nos afecta. Distancia es la palabra. No puedes controlar lo que te sucede, pero sí que puedes decidir lo que te afecta.

- Más fácil decirlo que conseguirlo.

Lo consigues cuando sabes usar la inteligencia de la humildad para poner tus valores por encima de lo contingente. Y, desde esa distancia crítica, aprendes a gozar la satisfacción intelectual de dominar tus emociones y contemplar con lucidez tu paso por la vida.

[...]

- Hay culturas que te hacen desgraciado.

Una escuela alemana considera la depresión como el reverso de la utopía. Las sociedades muy abiertas y libres creen que sufrirían menos depresiones si fueran más cerradas y ordenancistas, y las muy rígidas, en cambio, suelen pensar que serían más felices con más libertad y menos normas.

[...]

- ¿Y usted cómo intenta ser feliz?

El absurdo ha dado mucho sentido a mi vida. Hoy sé que hay que contar con el absurdo para tratar de encontrar algún sentido a todo esto.

- ¿?

Vivimos en una especie de ruido constante, de cháchara ridícula para impedirnos pensar: mirar el rostro de la realidad y aceptarlo.

- No nos deprima.

Se deprimirá si no es capaz de hacer ese ejercicio. Sólo si sabe enfrentarse al vacío, y asumirlo, podrá vivir plenamente.

- Existencialismo.

Sentido común. En algún momento hay que mirar a nuestro destino a la cara...

- Todo sabemos cómo acaba eso, doctor.

Hay que aprender a mirarlo y, de nuevo, ganarnos la distancia: debemos descibrir que sólo somos un ser humano más de los que son y han sido, un congénere más de los que se han asomado al vacío. Sólo la contemplación del vacío llena la contemplación de la vida. Si no has estado allí, no estás acá.

[...]

- ¿Por qué escribe?

Me ayuda a poner esa distancia de la que hablamos. El escritor, aunque crea que anticipa, sólo reescribe. Cuando usted se pregunta si es feliz, sólo será capaz de descubrir que fue feliz. Juzgue su propia vida y verá que lo que le pareció sufrimiento enamorado cuando su primer amor lo dejó tirado, en realidad, era pura felicidad.

- Siempre lo descubres demasiado tarde.

Ahí puede usted obtener esa satisfacción intelectual de la que hablamos. La contemplación de lo vivido, si es lúcida, objetiva, distante y generosa, depara momentos de genuina felicidad. Feliz sólo se es en el recuerdo.

[...]

- ¿Su conclusión?

No soy un hombre de grandes conclusiones. Lo que me sorprendió del Prozac es que reafirmaba la confianza en uno mismo y eso me llevó a intentar averiguar por qué nuestra sociedad valora mucho más la autoconfianza y la fe que la duda razonable. Hoy el psicoanálisis se ha quedado sin base teórica. Antes la gente creía en Freud y en Edipo y la ernvidia de pene. Hoy es un saber difuso.

[...]

- ¿No tenía miedo de revelarle secretos terribles de sus debilidades?

Por eso hay que psicoanalizarse joven, para no tener tantos pecados que revelar. No sé si ahora repetiría.

- Celebro su sentido del humor.

Es terapeútico, créame. La distancia irónica ayuda a mirar más allá del propio ombligo y tal vez con su ayuda puedas ver también el de los demás: "Eres tan feliz como tu hijo menos desgraciado". Ahí tiene usted otra enorme pista: alcanzará su bien en el que pueda usted hacer a los demás.

- Tomo cumplida nota.

Dese prisa, el final siempre está a la vuelta de la esquina. Y nunca sabes de qué esquina. Mis padres huyeron de Hitler con lo puesto cuando todo parecía tan seguro y próspero. Tal vez por eso he intentado invertir en valores que duren más que mi ego.

[...]

Peter Kramer, psiquiatra y pionero del Prozac, entrevistado por Lluís Amiguet en "La contra" [La Vanguardia, 31 de enero].


enero 28, 2006

Segunda adolescencia

[...]

- ¿Segunda adolescencia?

Se vive tras la llamada crisis de los 40. Es un momento de crecimiento personal en el que nos toca "separar, juzgar y dicidir".

- ¿"Separar, juzgar y decidir" el qué?

Crisis viene del verbo griego krinein, que signifia eso: separar, juzgar y decidir.

- ¿Y esa crisis nos sucede a los 40 años?

Nos pasa dos veces: en la adolescencia y en torno a los 40 años. Porque adolescente significa "el que está creciendo".

- ¿No somos adultos a los 40 años, pues?

En lo biológico, sí; en lo psicológico, no. La naturaleza salta y nos pide: "¡Completa ahora tu proceso de maduración!", ¡Crisis!.

- ¿Y qué debo hacer para madurar?

Limpia tu armario: saca lo que te sentó bien un día pero que ya no te sirve. Hábitos, relaciones, actividades... Mete sólo lo que te ilusione, más allá del qué dirán. ¡Atrévete con todo lo que sientas que te enriquece!.

[...]

-¿Tantos asuntos pendientes tenemos?

En la primera adolescencia queremos ser aceptados: hacemos lo que se espera de nosotros. La segunda adolescencia es la ocasión de rescatar lo que tú quieres. Ahora o nunca.

- ¿Estoy en la segunda adolescencia?

Si sientes cierta incomodidad, si te planteas: "´¿Cómo quiero vivir la segunda mitad de mi vida?". Ah, y si empiezas con los nunca.

- ¿Los nunca?

"Nunca había tenido tanta resaca", "nunca me había dolido la espalda", "nunca había pesado tanto", "nunca había perdido tanto pelo", "nunca había fallado en la cama".

- Este nunca será muy deprimente...

Bueno, hay variaciones hormonales y la erección ya no es tan fácil y frecuente. Normal. Y la mujer experiementa irregularidades menstruales, sofocos, olvidos pasajeros...

[...]

- Deme pistas para actuar correctamente.

Hazte un chequeo médico, ¡sin miedo!, y adopta un hábito saludable por año: uno, "dejo de fumar"; otro "corro media hora al día"; otro, "como más fruta"... ¡Ve sumando! Y cultiva relaciones personales estimulantes, y prepara tu futuro económico...

- Todo muy juicioso, sí señora.

Y regálate cada día un tiempito a solas, ¡y ahí cántate las verdades!

- Huy, eso será lo más difícil...

¡Nadie dijo que fuera fácil! Tu otra opción es la del avestruz..., y pasar de verde a podrido. No. ¡Para! Para y separa. Porque si no lo haces tú, lo hará la vida por tí: una enfermedad, una depresión, una pérdida...

- ¿Está amenazándome?

No, es un hecho. Si no te mueves tú, el huracán te tuma. Y más adelante te culparás por no haber tomado decisiones...

[...]

- Oiga, ¿y habá una tercera adolescencia?

Habrá la jubilación. A partir de los 60 años cualquier opción es válida menos una: la de no hacer nada. Y para el hombre, será muy importante haber cultivado amistades, o en esa etapa se sentirá muy solo. La mujer suele mimar eso con mas cuidado...

- ¿Y por qué los hombres no lo cuidamos?

Porque el hombre se siente muy macho si aguanta a solas al trío miserias.

- ¿El trío qué?

Estrés, ansiedad y depresión. Y de tanto aguantar solito, cae en adicciones o comete agresiones o se suicida más que la mujer.

- Un buen cinturón de afectos es la vacuna.

Eso y un para qué. Un para qué en tu vida, algo que dé un sentido a todo lo que haces. Así, conozco a muchas mujeres que se han dado permiso para rescatar su vida.

[...]

- Conviene actuar, actuar siempre, ¿no?

Decidir. Sí. Si tú no llenas tus huecos, siempre te los irá llenando desde fuera.

Deborah Legorreta, psicoterapeuta e investigadora, especialista en climaterio, entrevistada por Víctor-M. Amera en "La contra" [La Vanguardia, 28 de enero]

enero 16, 2006

The last gay word : The brokeback challenge | Brent Hartinger

[...]

Like most movies that capture the country's zeitgeist, there is a stick of lit dynamite burning at the center of Brokeback Mountain. It's a direct challenge to straight America, especially those who want to move the world back to the "tradicional values" of the 1950s. The movie demands that these Americans take a good hard look at the very human cost of their "values".


But there's a direct challenge to gay movie-goers as well, one that's even more explosive, because it's even more central to our lives.And I think it's the real reason why this film is resonating so strongly in gay America.

Gay men in the United States now live in a post-Brokeback world, one where it's possible to share a same-sex love in some place other than a remote wilderness. We can move out of the darkness and the woods, and live more-or-less open lives. At least in the cities and the "blue" state, we don't have to hide our love away, and we usually don't have to fear the movie's terrible consequences.

So what we have done with our new freedom? Have we let ourselves love fully? Or, like Ennis have we found ways to avoid love, excuses as to why it isn't practical, or why the time sitll isn't right?

This is what Brokeback Mountain implicity asks for gay movie-goers: to love now, passionately, regardless of the cost. Seize the day, because one day, possibly before you know it, it will be too late.

Despite the much ballyhooed sex scenes, and the protestation of the right-wingers, Brokeback Mountain is not a movie about sex, but one about love. That, of course, is what being gay is ultimately about too.

Gay men, being men, have never had a hard time finding sex. Sex, after all, is easy, maybe the most natura thing in the world. Just like it was easy and natural in the woods underneath Brokeback Mountain. The love part, on the other hand, is a lot tougher, especially for us, emotionally stunded men.

[...]

In the movie, Brokeback Mountain represents a place of the purest love, of total passion. To climb such a mountain is difficult for anyone, but for a gay men in 1963 Wyomming, it was virtually impossible. To dare the mountain meant paying a terrible price. Maybe breaking on's self. But as Ennis learns to his dismay, once you set foot on Brokeback Mountain, you can't turn back. In the end, you pay the full price of love whether or no you choose to dare the summit. The only question is whether or not you get to enjoy the view, even for a little while.

[...]

Like Ennis, most of us pull back. And some of us, dreading the pain of unmet expectations or hearing the ovices of self-hatred in our heads, try to avoid the mountain completely. But one way or another, we all still pay the price of love denied. I think this explains some of our community's unhealthiest addictions, especially to crystal meth and unsafe sex.

Hopefully, however, that's changing. In my other life, I write books for and about gay teenagers. In meeting with them, I'm continually struck by how different they are from when I was a teenager myself. Most of them reject the hateful anti-gay lies out-of-hand. What do they want most out of life? Not sex particulary, something that surprises a lot of people. The young gay I know all want a boyfriend. The want love. Desperately, achingly, completely.

Will these young people reach the summit? And what of the rest of us, those men still broken and in pain from earlier attempts? Can we finally let ourselves truly love one another? These are explosive, important questions that this movie ask for us, but it's about time somone did. We finally have some of the freedom that Jack and Ennis yearned for. What will we do with it? Let that be the last gay word.

[...]

Brent Hartinger, [http://www.afterelton.com, 16 de enero].