septiembre 05, 2006

Aprender a meditar

[...]

La enseñanza de una persona libre para otra debe ser gratuita y desinteresada, sólo obtengo a cambio la satisfacción de dar. Yo jamás he cobrado ni un centavo por enseñar a meditar.


- Va usted muy bien.

La primera enseñanza es que no crea usted en nada que no haya experimentado en su persona.

- Yo creía que eso era ser un cínico y ahora resulta que soy un meditador.

¡No es lo mismo! El cínico no cree en nada, porque se considera por encima de todo; el meditador, igual que el cinetífico que también soy, es escéptico. El científico dice: "En principio no te creo, pero si me demuestras que es cierto, te creeré".

- ¿Y eso es meditar?

Eso es empezar a meditar: librarse de las ideologías, los prejuicios y las imposiciones.

- Demuéstreme que lo que dice es cierto.

Lo demuestran miles de años de tradición y millones de meditadores en todo el mundo y ahora y aquí yo mismo. Intento librarme de la ideología y tener sólo experiencia y así empezaré a poder meditar. Después trataré poco a poco de librarme de mis deseos y mis miedos.

- ¿Cómo?

El mundo en el que estamos inmersos es una masa amorfa y fluctuante en continua transformación.

- Hasta ahí estamos de acuerdo.

Pese a ello, intentamos imponerle al mundo nuestros conceptos estáticos y artificiales, nuestra ideología o la que alguien nos ha imbuido. Y fracasamos. Esto nos frustra y decepciona una y otra vez. "Me gustaría conseguir esto y me gustaría librarme de lo otro...". "Quisiera que mi hijo fuera así y que mi mujer no fuera asá...". Pero el mundo sigue rodando y rodando y lo que nosotros deseemos le deja indiferente. Piense ahora conmigo un minuto...

- ¿En qué quiere que...?

¡Silencio!¡Sólo piense!

- ...

...

- Ehhhh

Shhhhh. Siga pensando.

- ....

Cinco minutos. ¿qué ha pensado?

- [...]

¿Lo ve? Eso no es meditar; eso es callarse y dejar que la mente se entretenga en las mil banalidades de su vida.

- [...]

Vanidad, deseo de ser más y miedo, miedo al rechazo. No se ha librado usted de sus miedos ni de sus deseos.

- [...]

Ni, efectivamente, de las ideologías que le inculcaron en su colegio. La meditación le permitiría dejar pasar todos esos miedos y deseos y experimentar la realidad: tener la experiencia directa de las cosas más allá de la ideología que inspira nuestros deseos y causa nuestras frustraciones.

- ¿Por qué le carga tanto la ideología?

Porque todas son meras proyecciones de nuestros egos: de nuevo el deseo y el miedo; la soberbia y el temor a morir. Lo que nos venden como ideología no son más que máscaras que encubren los viejos miedos de siempre y las eternas ambiciones.

- ¿Si medito me libro de ellas?

Si lo hace bien, sí. Pero es un ejercicio que requiere práctica, paciencia y dedicación. La meditación no es una religión, no es una ideología; no es una secta... Si alguien le pide dinero en su nombre... ¡huya!

[...]

- ¿Se trata de cruzarse de brazos?

Al contrario, se trata de cambiar el mundo sin ira, sin frustración, sin miedo. Si medita, conectará con la corriente profunda de la realidad que nos permite mejorar a los humanos y conectar con el universo.

[...]


Paul Fleishman, psiquiatra y maestro de meditación vipassana, entrevistado por Lluís Amiguet en "La Contra" [La Vanguardia, 5 de septiembre]

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